Derin Cag

Cómo la Tierra podría parecerse a Marte antes de lo que pensamos

Derin Cag
Especialista en contenido, visionario, intelectual y periodista

Descubra por qué el agujero de la capa de ozono en el Ártico podría convertir la Tierra en un planeta semejante a Marte antes de lo esperado.

En primer lugar, debemos comprender las ciencias planetarias para empezar a entender el cambio climático, tanto a la hora de hacer predicciones fundamentadas como de cara a tomar decisiones informadas. Algunas teorías científicas apuntan a que el CO2 podría estar quedando atrapado en la estratosfera de las zonas de la Tierra en las que la velocidad de rotación es menor, intensificando así el crecimiento de los agujeros de la capa de ozono.

La velocidad de rotación es de aproximadamente 650 millas (mas de mil kilómetros) por hora en Londres, Reino Unido. La rotación más rápida es de aproximadamente mil millas (unos 1.600 km) por hora en las latitudes centrales de la Tierra, en el ecuador. Lo interesante de este descubrimiento es que la velocidad de rotación apenas sobrepasa las 0 millas o kilómetros por hora en los extremos terrestres, en los que se sitúan los polos norte y sur.

Otro hecho interesante es que la Tierra también tiembla, e incluso se tambalea, lo que facilita que se produzcan terremotos o erupciones volcánicas, entre otras actividades geomagnéticas.

¿Qué tiene que ver la rotación de la Tierra con el cambio climático?

La ciencia ha probado que existe un agujero en la capa de ozono sobre la Antártida, una anomalía que ha sido provocada por la acción humana y que creció hasta 15,4 millones de millas cuadradas en septiembre de 2020: ese agujero ha ido creciendo año tras año desde la década de los 60. El agujero de la capa de ozono de la Antártida se cierra todos los años durante unos meses; sin embargo, en diciembre de 2020 se clausuró durante menos de tres meses, siendo este el registro más breve de la historia.

Como la tierra rota, ese desplazamiento podría estar causando que el CO2 de la estratosfera se deposite en las zonas de la Tierra con menor velocidad de rotación, y esta acumulación de gases modifica la temperatura de la estratosfera.

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Si estos agujeros de la capa de ozono siguen creciendo (y últimamente lo están haciendo a un ritmo acelerado debido a las actividades humanas), podría llegar a crearse un agujero permanente sobre toda la Tierra

Y es que el deterioro de la capa de ozono está muy relacionado con la temperatura de la estratosfera. Ya existe un acuerdo internacional, denominado Protocolo de Montreal, para prohibir los halocarbonos y salvar la capa de ozono. Sin embargo, el protocolo no se hace extensivo a otros dióxidos de carbono como los generados por la quema de combustibles fósiles.

Existe otra afección similar en zonas de Sudamérica, conocida como la anomalía del Atlántico Sur. Que esta región esté más poblada que el Polo Sur, podría explicar mejor el impacto de este fenómeno en la salud humana. Entre las consecuencias se incluyen problemas respiratorios, cambio climático, cataratas corticales y cáncer de piel, por mencionar solo algunas. Además, estos puntos débiles de la capa de ozono podrían suponer un peligro real para la vida si son alcanzados por una gran eyección de masa coronal (CME, en inglés) del sol u otras estrellas. Estos eventos también podrían, en consecuencia, aumentar los apagones eléctricos regionales y alterar los patrones climáticos.

La teoría explica que si estos agujeros de la capa de ozono siguen creciendo —y últimamente lo están haciendo a un ritmo acelerado debido a las actividades humanas—, podría llegar a crearse un agujero permanente sobre toda la Tierra, provocando la deterraformación de nuestro planeta. Un evento así haría que la Tierra se volviera como Marte.

El impacto humano sobre la Tierra que no es visible y directo pasa a menudo desapercibido, ya que sus efectos tardan más en hacerse patentes, y puede ser más perjudicial que acciones nocivas directas

Conclusión: mitigar la reducción de la capa de ozono

A menudo, los peores peligros para el mundo proceden de los humanos. Podemos encontrar este concepto en los estudios sobre la polución, o más claramente al considerar la posibilidad de una guerra nuclear. El impacto humano sobre la Tierra que no es visible y directo pasa a menudo desapercibido ya que sus efectos tardan más en hacerse patentes. Así ocurre, por ejemplo, en el marco del cambio climático: algunos efectos o impactos indirectos de la acción humana podrían ser más perjudiciales que otros impactos humanos directos si no somos capaces de verlos a tiempo.

El incremento de las anomalías estratosféricas provocada por la actividad humana podría causar la deterraformación y una radioactividad global antes de lo que pensamos. Por tanto, esta área de estudio requiere una investigación científica más urgente para probar o refutar esta teoría sobre un agujero permanente en ciernes. Según el Ministerio de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales del Reino Unido (DEFRA, en inglés): "Sin la capa de ozono, la vida en la Tierra no habría evolucionado como lo ha hecho".

La capa exterior de la atmósfera de la Tierra actúa como protección contra los niveles peligrosos de radiación: nuestra estratosfera, de la que carecen otros planetas, nos protege de peligros del sistema solar, como los rayos cósmicos. Muchas de las naves espaciales que sobrevuelan las anomalías mencionadas anteriormente tienen problemas o fallos completos del sistema. Incluso la Estación Espacial Internacional se ve afectada por la anomalía del Atlántico Sur cuando pasa sobre ella.

Lo mínimo que podríamos hacer como colectivo humano es seguir estudiando los niveles de CO2 en la estratosfera y la troposfera. Los científicos podrían entonces comparar los datos regionales a nivel mundial y determinar cuáles son los gases más abundantes, dónde se encuentran principalmente, y cuál es la causa de esa acumulación.

Nadie puede desentenderse de este tema: es imprescindible conocer el impacto del ser humano en nuestro planeta a todos los niveles, y mitigar los riesgos catastróficos a largo plazo. No solo se lo debemos a la Humanidad, sino a todos los seres vivos del planeta Tierra.

Derin Cag es un destacado especialista en contenido, visionario, intelectual y periodista especializado en negocios, tecnología financiera y sostenibilidad. Derin ha entrevistado a varios líderes mundiales y sus trabajos anteriores han recibido reconocimiento de la Universidad de Cambridge, la Harvard Business School, Inc Magazine y otros.