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Durante su intervención en el panel ‘Energy’s clean transition’, en el marco de la reunión anual del Foro Económico Mundial

18.01.2017

Ignacio Galán defiende en Davos la descarbonización de la energía en un escenario de creciente demanda mundial

  • Las emisiones de COdeben reducirse en al menos un 50% durante los próximos 25 años, periodo en que el consumo energético también se habrá elevado en torno al 45%, para hacer frente a tiempo al cambio climático
  • Para conseguir alcanzar los objetivos del Acuerdo de París, reduciendo las emisiones a la vez que se atienden las necesidades de suministro, será necesario aumentar la eficiencia a través de una mayor contribución al mix energético de fuentes de baja emisión de carbono
  • La solución pasa por apostar por más energías limpias, mayor capacidad de almacenamiento y más redes de distribución más inteligentes
  • El sector eléctrico requerirá, en el próximo cuarto de siglo, 19 billones de dólares de inversión y alcanzar ese capital solo será posible si se planifica un proceso energético adecuado y se define un marco regulatorio suficiente, estable y predecible

El presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, ha participado hoy en el panel Energy’s clean transition, del que también han formado parte Christiana Figueres, de Mission 2020; Patrick Poyanné, CEO de Total; Oleg Deripaska, CEO de Rusal; y Nur Bekri, director de la  Agencia Reguladora de Energía de China, en el marco de la celebración de la reunión anual del Foro Económico Mundial que tiene lugar en Davos-Klosters (Suiza).

Galán ha defendido la descarbonización del sector energético como medida esencial para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París, teniendo en cuenta que dos terceras partes de las emisiones de gases de efecto invernadero están relacionadas con la energía.

El presidente de Iberdrola ha planteado un escenario para los próximos 25 años que estará marcado por la necesidad de reducir a casi la mitad las emisiones para atajar a tiempo el cambio climático, periodo en que el consumo energético, si la evolución se mantiene como hasta ahora, también se habrá elevado en torno al 45%.

“Para resolver esta ecuación vamos a necesitar una enorme transformación energética, que aumente la eficiencia y cambie sustancialmente el mix hacia una mayor contribución de las energías con bajas emisiones”, ha explicado Ignacio Galán.

La electricidad, que es actualmente responsable de cerca del 33% de las emisiones globales -casi la mitad de las emisiones energéticas-, puede contribuir a la descarbonización más que ninguna otra fuente de energía o sector gracias a las renovables, ha considerado.

En este sentido, en un escenario de pleno cumplimiento del Acuerdo de París, la electricidad supondrá más de dos terceras partes del incremento de la energía demandada a lo largo del próximo cuarto de siglo y, aun así, de cada tres toneladas reducidas de CO2, el sector eléctrico aportará dos.

En otras palabras, “cumplir con los objetivos de emisiones solo será posible a través de la masiva electrificación de la economía, con la aportación de más energías limpias, sobre todo hidroeléctrica, eólica y solar; más capacidad de almacenamiento, dada la imprevisibilidad natural de la mayoría de tecnologías renovables; y más redes de distribución más inteligentes, al tiempo que se permite una participación activa de los consumidores”, ha explicado.

Las inversiones que requiere el sector eléctrico para los próximos 25 años alcanzarán los 19 billones de dólares, casi duplicando las cantidades ya invertidas en el sector. “Solo hay una forma de atraer esta masiva cantidad de capital: planificar un proceso energético adecuado y definir un marco regulatorio suficiente, estable y predecible”, ha concluido el presidente de Iberdrola.

 

Sobre la aportación de Iberdrola a la reducción de emisiones

Acerca de la aportación de Iberdrola a la lucha contra el cambio climático, Galán ha recordado que la compañía se anticipó a esta transición energética y que desde el año 2000 ha invertido 100.000 millones de dólares en energías renovables, redes y almacenamiento energético -a través de hidroeléctricas de bombeo-.

Además, ha recalcado la posición de la compañía como líder mundial en energía eólica y la disminución de sus emisiones en Europa en un 75% desde 2000, lo que se traduce en la mitad de la media europea.

“Pero queremos ir más allá y por eso nos hemos marcado como objetivo reducir la intensidad de nuestras emisiones en un 50% para el año 2030” con respecto a la de 2007, ha añadido Galán.

El presidente de Iberdrola ha asegurado que la empresa “ha demostrado que la descarbonización y la rentabilidad son totalmente compatibles: nuestra base de activos se ha multiplicado por cinco y nuestros resultados y dividendos, por tres”.

 

Compromiso social a través del capitalismo responsable

En el marco de un mundo que tiende cada vez más rápido a la globalización, y tras un 2016 que ha puesto de manifiesto un amplio -y legítimo- rechazo mundial a las desigualdades que este proceso conlleva, Iberdrola apuesta por promover un crecimiento económico y social para todos. Una forma de adaptación a dicha globalización basada en la justicia y en una manera de hacer negocios fundamentada en los valores de honradez, esfuerzo y responsabilidad.

La compañía considera que es responsabilidad de las empresas materializar el concepto de capitalismo inclusivo, que pone a las personas en el núcleo del proceso de decisión, con el objetivo de fomentar la confianza, crear puestos de trabajo y, en general, asegurar el bienestar de los ciudadanos, sin importar la capacidad de desplegar grandes cantidades de capital que pueda tener cada organización, ya que es la acumulación de inversión de numerosas firmas lo que tiene un impacto significativo.

Iberdrola aboga por un mundo empresarial en el que se asegure que los miembros de la sociedad más económicamente vulnerables continúen teniendo acceso a la energía. 

El grupo apoya a las comunidades en las que opera con inversiones anuales de 4.000 millones de euros y compras a los proveedores que superan los 5.400 millones de euros al año, además de contribuir con 5.500 millones de euros anuales a las arcas públicas mediante el pago de impuestos.