Organizaciones líquidas

El camino hacia las organizaciones líquidas lo marca la cultura 'agile'

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En un mundo digital que evoluciona a gran velocidad, la agilidad y la flexibilidad a la hora de abordar tareas y proyectos es clave para alcanzar el éxito. Pero, ¿cómo conseguirlo? Implementando una forma diferente de organizarse y de trabajar. Ahí entra en escena la cultura agile, que mejora la productividad y fomenta el desarrollo de las organizaciones líquidas.

La manera de trabajar en una organización líquida se torna más ágil y flexible.
La manera de trabajar en una organización líquida se torna más ágil y flexible.

Rápidas como el viento, flexibles como juncos, adaptables como el agua. Dicho de una manera poética, ese podría ser el resumen de lo que hoy se considera una organización ágil. La agilidad es, sin duda, el rasgo estrella que las empresas ansían alcanzar, un concepto impuesto por la transformación digital que supone un cambio de cultura empresarial imprescindible para todas aquellas organizaciones que quieran adaptarse y progresar en esta nueva era.

Qué es una organización líquida. Características

Una organización líquida es aquella que busca dar respuestas cada vez más rápidas a un mundo que evoluciona a gran velocidad y, en consecuencia, desarrolla una capacidad de adaptación que le permite modificar estructuras y roles de forma flexible para vivir en el cambio permanente, fomentando además la cooperación entre los empleados. Aunque el concepto suena tremendamente moderno, y lo es, su origen cuenta ya con un par de décadas. En 1999, el sociólogo polaco Zygmunt Bauman acuñó el concepto modernidad líquida para definir un tipo de sociedad basada en la fluidez.

En una organización líquida las estructuras son flexibles y horizontales, es decir, la jerarquía está menos marcada que en una empresa tradicional. Normalmente, están formadas por equipos multidisciplinares que trabajan por proyectos y se disuelven una vez alcanzados los objetivos. Además, la manera de trabajar es más rápida y transparente: evitan la burocracia que dificulta la toma de decisiones, la comunicación fluye en todos los sentidos, los puestos de trabajo físicos fijos se diluyen y los horarios son más flexibles —fomentando más el teletrabajo—.

Más allá de lo comentado anteriormente, el factor más importante es el capital humano: las personas son el centro de la empresa y por ello la búsqueda y fidelización del talento son una constante. De hecho, en estas organizaciones los empleados, que también deben ser líquidos, son reconocidos no tanto por el cargo que ocupan sino por sus capacidades.

Consejos para ser una organización líquida. 'Agile', la metodología clave 

¿Cómo ser una organización líquida? El camino a seguir lo marcan empresas que lo son desde su creación y que mayoritariamente pertenecen al sector tecnológico. Un ejemplo es la multinacional de música en streaming Spotify, que basa su modelo en aspectos como los siguientes: se adaptan a las necesidades cambiantes del negocio, ajustan los procesos a las nuevas formas de trabajo y sustituyen los habituales roles por estructuras llamadas squads, tribes, chapters y guilds para administrar los equipos. Para el resto de empresas, aquellas que no son líquidas de forma nativa, la respuesta puede estar en adoptar un modelo agile Enlace externo, se abre en ventana nueva..

El concepto agile surge a finales del siglo XX en el mundo del software ante la preocupación de distintos líderes de esta industria que veían cómo el desarrollo de los proyectos se dilataba excesivamente, con la consiguiente pérdida económica. De ahí surgió el Manifiesto Agile, y alineado a este una metodología que ha transformado la cultura de miles de empresas. Los expertos en la materia señalan que la cultura agile es aquella que abraza una forma de ser y pensar ágil, que afecta tanto a la estrategia como a las estructuras y los procesos con un fin último: ser más flexible y productivo, generando al mismo tiempo bienestar entre los empleados.

Adoptar una cultura agile implica un proceso de transformación que, según la consultora McKinsey & Company Enlace externo, se abre en ventana nueva., afecta a los siguientes ámbitos:

 Estructura

Tamaño de la plantilla y modelo de localización, estructura de reporte (simplificar y eliminar niveles), roles y responsabilidades, gobierno (racionalizar la toma de decisiones).

 Procesos

Procesos de equipo (liberar tiempo para dedicarlo a acciones que generan valor), mecanismos de enlace, procesos de planificación y decisión, gestión del desempeño.

 Tecnología

Sistemas y herramientas de soporte que apoyen el nuevo método, evolución de la arquitectura, pipeline de ejecución, infraestructura de IT y aplicaciones apropiadas para apoyar cambios rápidos.

 Personas

Liderazgo (entrenar a los gerentes para inspirar en lugar de dirigir), gestión de talento, redes de comunicación (crear redes orgánicas en la organización).

Los retos para la creación de una organización líquida.
Los retos para la creación de una organización líquida.

BENEFICIOS DE LAS ORGANIZACIONES LÍQUIDAS

Las organizaciones líquidas no aseguran el éxito, pero sí tienen una serie de ventajas que pueden poner a la compañía en el buen camino. A continuación, repasamos algunas de ellas:

  • Optimizan estructuras y ahorran costes. Los equipos se hacen y se deshacen según las necesidades de la empresa, lo cual evita tener equipos inoperativos e improductivos.
  • Evolucionan con más facilidad. Estas organizaciones tienen la capacidad de adaptarse continuamente a las necesidades del cliente y del entorno, puesto que sus estructuras son flexibles.
  • Agilizan la toma de decisiones. La forma de trabajar, basada en la experimentación, aporta un conocimiento constante que facilita una toma de decisiones más flexible y rápida.
  • Fomentan la innovación. Su estructura flexible les permite lanzarse con menos trabas a cualquier innovación, por ello son una fuente constante de creatividad.
  • Facilitan la cooperación entre empleados. Su estructura ayuda a la eliminación de las barreras organizativas, lo que genera un ambiente más colaborativo entre profesionales de diferente perfil.