Entrevista a Lucía Agirre, comisaria de la exposición 'Yayoi Kusama: desde 1945 hasta hoy'

“Yayoi Kusama ha buscado a través del arte su propia sanación y la de toda la humanidad”

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Junio de 2023.    Tiempo de lectura: 8 minutos

Yayoi Kusama (1929) tiene más de 90 años y lleva viviendo en una institución psiquiátrica desde los años 70. Pero nada de esto le ha impedido crear. Desde pequeña, ha sufrido alucinaciones y ataques de pánico que ha aprendido a transformar en creatividad a través de la obsesión y la repetición. Se ha labrado una carrera basada en la pintura, la escultura, la performance y las instalaciones; y es considerada pionera de la contracultura y una de las artistas más cotizadas del mundo. Ahora, su extravagante mirada llega al Museo Guggenheim de Bilbao a través de la exposición Yayoi Kusama: desde 1945 hasta hoy y Lucía Agirre, comisaría de la muestra, nos redescubre a la artista contemporánea más prestigiosa de Japón.

Yayoi Kusama

La reconocida artista Yayoi Kusama ha trabajado a lo largo de su carrera con diversos medios como la pintura, la escultura, el arte performance y las instalaciones. Foto cortesía de Ota Fine Arts, Victoria Miro y David Zwirner.

La exposición Yayoi Kusama: desde 1945 hasta hoy estará en el Museo Guggenheim Bilbao desde el 27 de junio hasta el 8 de octubre de 2023. ¿Qué encontrarán los visitantes en ella?  

Un recorrido completo por la trayectoria de una de las figuras más singulares del panorama artístico contemporáneo. Artista y escritora que durante más de siete décadas de trabajo ha buscado a través del arte su propia sanación y la de toda la humanidad, trabajando las más diversas disciplinas artísticas para lograrlo. 

Esta es la mayor retrospectiva de la artista celebrada en la última década en España, con cerca de 200 obras. ¿Cómo surgió la idea de esta exposición? 

Yayoi Kusama está en nuestra desiderata expositiva desde hace algún tiempo, y a través de un reciente contacto con su estudio y con el Museo M+ de Hong Kong surgió esta colaboración, que nos ha permitido cumplir ese deseo. 

 

"Kusama ha sido pionera en numerosos medios y prácticas a lo largo de su dilatada carrera, cultivando una experimentación vanguardista que se encuentra en el sustrato de toda su obra"

La historia del arte ha recuperado y situado a Yayoi Kusama en un lugar relevante como icono cultural global. ¿Qué debería saber el público sobre ella antes de ver la muestra? 

Kusama es una artista tremendamente sólida, con una trayectoria articulada y coherente, que va mucho más allá de las brillantes habitaciones infinitas que conoce el gran público, que en definitiva son un resultado o una solución a su interés por un universo sin jerarquías, sin principio ni fin. Kusama ha sido pionera en numerosos medios y prácticas a lo largo de su dilatada carrera, cultivando una experimentación vanguardista que se encuentra en el sustrato de toda su obra.

Tras pasar su infancia y adolescencia en Japón, en los años 50 se mudó a Estados Unidos y, como ella misma ha afirmado en varias ocasiones, fue en Nueva York donde se convirtió en una “top star” del movimiento artístico. ¿Cómo influyó su obra en la producción artística y cultural en ambos países? 

Cuando Kusama llegó a Estados Unidos, conocía a muy poca gente y apenas hablaba el idioma. Sin embargo, vivió en Nueva York entre 1958 y 1973, donde desarrolló una práctica artística que algunos han querido clasificar dentro de movimientos como el Pop, el Minimalismo, o el arte de la performance. Aunque su singular obra fue una evidente fuente de inspiración para algunos artistas que formaron parte de estas corrientes, quizás lo que tuvo mayor repercusión mediática fueron sus acciones públicas en pro de los derechos civiles y en contra de la guerra de Vietnam.

Su regreso a Japón en los años setenta, sin embargo, estuvo marcado por la censura de los conservadores medios de comunicación hacia sus “escandalosas” acciones públicas. No obstante, poco a poco su trabajo fue obteniendo el ansiado y merecido reconocimiento, situando a Kusama como referente en el arte japonés de vanguardia. 
 

La exposición recorre cronológicamente la prolífica obra de Kusama. ¿Qué paralelismos se encuentran en la evolución de su arte y los diferentes contextos en los que vive? 

La exposición recorre su trayectoria desde una perspectiva cronológica, pero también temática, a través de los principales temas que han definido la carrera artística de Kusama: Infinito, Acumulación, Conectividad radical, Lo biocósmico, Muerte y La energía de la vida. Esta retrospectiva analiza la práctica de Kusama en relación con el contexto y los acontecimientos históricos que vivió y está viviendo, como la segunda Guerra Mundial, las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, su estancia en Nueva York en plena guerra de Vietnam y el movimiento de derechos civiles, así como numerosos eventos culturales y políticos, desastres naturales o catástrofes provocadas por los seres humanos. 

Su vida ha estado marcada por diversos problemas psicológicos. ¿De qué manera su salud mental se revela en su obra? ¿Es esta una fuente importante de su trabajo? 

Para Kusama el arte constituye una forma de terapia, una manera de canalizar sus emociones y expresar sus obsesiones. Pero su trabajo también le ha llevado a la extenuación en algunos momentos de su vida en los que la artista trabajó en sesiones maratonianas de hasta 50 horas seguidas, lo que a menudo empeoró su salud.

 

"El trabajo de Kusama nos refleja como seres humanos y nos incita a reflexionar en torno a nuestra relación con el yo, con el otro y con el mundo que nos rodea"

 

La obliteración es un pilar clave en la obra de Kusama, así como el concepto de ad infinitum. ¿Cómo se traducen en su arte y qué sentido tienen? 

La auto-obliteración es un concepto fundamental en la filosofía de Kusama, la idea de que necesitamos disolver los límites del yo y vaciarnos para establecer conexiones radicales con los demás seres humanos y también con todo lo que nos rodea. La propia Kusama, que es una gran escritora, lo describe elocuentemente cuando explica uno de los motivos recurrentes de su trabajo, los lunares: “Los lunares no se pueden dejar solos. Cuando cubrimos la naturaleza y nuestros cuerpos con lunares, nos convertimos en parte del entorno”. La habitación infinita que podemos ver en el Museo es una invitación a desaparecer, a “auto-obliterarnos” en un vibrante juego de luces de colores que se multiplican sin límites en sus paredes cubiertas de espejos. 

¿Qué otros temas vertebran la obra de la artista y están presentes en la exposición? 

Todos los temas que se abordan en la exposición están interrelacionados, como una red que Kusama teje en torno a esos conceptos, como el infinito; o la acumulación en la búsqueda de este; la estrategia artística de la conectividad radical, para la que recurrió a los medios de comunicación y que se basa en el cuestionamiento del ego; lo biocósmico, que remite a una profunda conexión que la artista siente con la vida orgánica y con el cosmos; la muerte, que quizá no sea el final; para terminar con la celebración de la propia existencia en La energía de la vida. 

La Colección Iberdrola cuenta con la reciente incorporación de una de las obras de Yayoi Kusama, Night bird (Pájaro nocturno, 1981). Esta es solo una de las tantas creaciones de la artista. En la muestra que has comisariado, ¿qué obras destacarías en concreto y por qué?

Es una exposición con obras muy significativas del corpus de Kusama, por lo que resulta muy difícil elegir entre ellas. Personalmente me atraen mucho sus primeras pinturas de Redes de infinito, así como todo su trabajo performativo y sus esculturas de acumulación. También me gusta cómo nos reflejamos y multiplicamos en sus Nubes (2019). 

La propia Kusama ha afirmado en diversas entrevistas que hace su arte para “curarse a sí misma” y para “curar a toda la humanidad”. ¿De qué manera el arte en general y el suyo en particular pueden sanar?  

El trabajo de Kusama nos refleja como seres humanos y nos incita a reflexionar en torno a nuestra relación con el yo, con el otro y con el mundo que nos rodea, invitándonos a desaparecer para conectar mejor, no solo con los demás, sino con nosotros mismos, con el cosmos, la naturaleza, y con los ciclos de la vida que nos hacen seres finitos e infinitos al mismo tiempo.