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Entrevista a Manuel Cirauqui

“Nos interesa documentar la transformación de las artes a la luz de una situación de transformación mayor: el cambio climático”

Arte

Las prácticas artísticas llevan más de medio siglo respondiendo a la urgencia medioambiental. La exposición Artes de la Tierra traza una vibrante cartografía  de obras, históricas y contemporáneas, que exploran nuevos materiales, procesos y modos de relación con los ecosistemas. Su comisario, Manuel Cirauqui, comparte con Iberdrola las claves de la muestra y el impacto que espera generar en los visitantes del Museo Guggenheim Bilbao.

 Publicación: Diciembre de 2025    Tiempo de lectura: 10 minutos

Manuel Cirauqui
Manuel Cirauqui, comisario de la exposición Artes de la Tierra en el Museo Guggenheim Bilbao

Entrevistamos a Manuel Cirauqui, comisario de la exposición Artes de la TierraEnlace externo, se abre en ventana nueva.  que se inaugura el 5 de diciembre en el Museo Guggenheim Bilbao y se podrá visitar hasta el 5 de mayo de 2026. Patrocinada por Iberdrola, la muestra invita a reflexionar sobre la relación entre arte y medio ambiente.
 
La exposición examina más de cinco décadas de prácticas artísticas que destacan la importancia del suelo y los recursos naturales como elementos vivos, esenciales tanto para nuestra supervivencia como para redefinir el concepto de obra de arte desde posiciones sostenibles y no extractivas.
 
A través de una cuidada selección de obras, materiales y proyectos, Artes de la Tierra conecta distintas geografías y disciplinas, desde el Land Art hasta el arte conceptual o la performance. Cirauqui nos comparte las claves.

"Las propias obras están pensadas para volver al suelo, algunas de ellas son lo bastante antiguas como para haberlo hecho ya en diversas ocasiones y por ello son consideradas como referencias históricas."

¿Qué significa que la exposición Artes de la Tierra esté centrada en “la supervivencia del suelo"? 

Muchas obras de la exposición están realizadas con materiales que provienen de las capas más superficiales, más cercanas, del suelo: hojas, ramas, semillas, limo, etc. Las propias obras están pensadas para volver al suelo, algunas de ellas son lo bastante antiguas como para haberlo hecho ya en diversas ocasiones y por ello son consideradas como referencias históricas. 

¿Cómo espera que el público reaccione al ver obras que abordan el cuidado y reparación del planeta a través del lenguaje artístico?

El lenguaje artístico permite experimentar, explorar, hacer visible. Cada artista aporta una perspectiva, con el hilo conductor del cuidado y la atención a los materiales, su futuro y su pasado. Lo único que podemos esperar, que es mucho, es que las obras y el conjunto del proyecto puedan transmitir—contagiar si se quiere—esa empatía y ese impulso por cuidar y observar. 

La exposición plantea una "relectura del arte orientado al medio ambiente". ¿Cómo ha evolucionado el arte ambiental desde 1970 hasta la fecha?

Es el arte en general el que ha evolucionado, haciendo que no solo las prácticas de arte-activismo sean sensibles a los ecosistemas, o a la crisis climática, o a los pueblos indígenas que han sobrevivido y siguen sobreviviendo al extractivismo globalizado. Estas preocupaciones son generales, nos afectan a todos y por ello mismo tienen resonancia en todos los lenguajes artísticos, de una manera que es, de hecho, cada vez más expansiva. 

¿Qué desafíos enfrenta el arte al tratar temas tan urgentes como el cambio climático y la conservación del suelo?

El principal desafío es la continuidad frente a otras urgencias, como pueda serlo una crisis económica, y la constante presión de intereses que monetizan el negacionismo climático. 

¿Cómo aborda la exposición la conexión entre el arte y la naturaleza, especialmente con el uso de materiales como tierra, madera, hojas y raíces?

La noción misma de naturaleza se ha transformado radicalmente con el avance de la crisis climática. El advenimiento de la era geológica que llamamos Antropoceno pone de manifiesto dos nociones clave: que el mundo “natural” está irreversiblemente influenciado por un proceso de construcción humana (o “antrópica”) a nivel planetario; y que el mundo supuestamente “humano” o “artificial” está profundamente atravesado por fuerzas y afectos que nos permiten reconectar con las fuerzas de Gaia, es decir, con la idea misma del planeta como un todo vivo e interconectado.

"El mundo supuestamente 'humano' o 'artificial' está profundamente atravesado por fuerzas y afectos que nos permiten reconectar con las fuerzas de Gaia, es decir, con la idea misma del planeta como un todo vivo e interconectado."

¿Por qué cree que las intervenciones terrestres, ejemplificadas por el Land Art o el Arte Povera, se han convertido en una referencia tan relevante para los artistas contemporáneos?

Precisamente esta exposición trata de ver las prácticas artísticas ligadas a la realidad de la Tierra más allá de las denominaciones de movimientos y las etiquetas históricas. Algunas de esas prácticas fueron lo bastante tempranas, lo bastante visionarias, como para que las consideremos casi proféticas. Y como muchas profecías, no son fáciles de entender en el momento inmediato, de manera literal. Lo que nos interesa con la exposición es documentar la transformación visionaria de las artes a la luz de una situación ineludible de transformación mayor, que podemos llamar cambio climático o Antropoceno, que ha estado presente en los debates sobre las consecuencias de la industrialización desde hace muchas décadas. 

¿Qué importancia tienen los procesos colaborativos que integran disciplinas como la agronomía, la biología y la química dentro de las manifestaciones artísticas de la exposición?

Las obras de arte que integran procesos orgánicos de formación o descomposición, que se piensan como parte de un ciclo material superior que escapa a nuestro control, son en esencia colaborativas. Es cierto que Artes de la Tierra presenta un buen número de trabajos realizados en colaboración, como los de la Unión Textiles Semillas o los del colectivo Campo Adentro; los de Paulo Tavares (que trabaja mano a mano con comunidades amazónicas) o Asunción Molinos Gordo (en colaboración con la cooperativa Mutur Beltz); entre muchos otros. Pero un buen número de piezas de autoría aparentemente individual son también colaborativas a un nivel profundo y más que humano.

"Contar con un gran patrocinador como Iberdrola es siempre una ayuda significativa para un proyecto expositivo ambicioso."

¿Cómo de significativo es el patrocinio de Iberdrola para esta exposición, dada la estrecha relación entre sostenibilidad y las prácticas artísticas presentadas?

Hemos tenido la suerte de recibir el apoyo de Iberdrola, pero también se ha puesto a nuestra disposición su Colección, que es un testimonio de su compromiso, y de la cual incluimos tres piezas en nuestra exposición. Contar con un gran patrocinador es siempre una ayuda significativa para un proyecto expositivo ambicioso; si, además, ese patrocinador tiene la sensibilidad para entender la esencia y el deseo que anima el proyecto, este se fortalece y es capaz de asumir el desafío con mucha más confianza, gracias al entusiasmo compartido.


¿Qué papel cree que el Museo Guggenheim Bilbao puede desempeñar en el futuro para fomentar la reflexión sobre el medio ambiente a través del arte?

Museos como el Guggenheim Bilbao son agentes clave para que sus millones de visitantes tomen conciencia de la complejidad y el potencial de las grandes cuestiones que marcan nuestra época. El futuro de los ecosistemas y de la salud planetaria es una de las principales cuestiones, si no la más amplia e ineludible, que deberán afrontar las generaciones más jóvenes de hoy y quienes las sucederán; pero también quienes creíamos haber conocido el mundo en el siglo veinte y ahora debemos reconfigurar enteramente nuestro entendimiento del mismo.

Dicho esto, el Museo no es solamente un dispositivo que permite conocer, enterarse o sensibilizarse. El Museo tiene la responsabilidad de redefinirse a la luz de los cambios y nuevos desafíos, y es también un laboratorio, donde podemos favorecer la experimentación y el cambio, generar prototipos colaborativamente con artistas, diseñadores, arquitectos, científicos, activistas, tecnólogos… Y Artes de la Tierra trata de activar todas esas dimensiones de la labor museística.