Qué es la polinización natural

¡Alerta! los polinizadores naturales están en peligro

Naturaleza Salud

Las abejas y otros animales realizan una labor silenciosa, pero fundamental, para nuestra supervivencia. La gran mayoría de los cultivos alimentarios del mundo dependen de la polinización natural que desempeñan estas especies, amenazadas ahora por la agricultura intensiva, los plaguicidas, la contaminación y el cambio climático.

Casi todas las plantas, silvestres o cultivadas por el hombre necesitan a los polinizadores naturales para reproducirse. Hablamos de insectos como abejas, mariposas, escarabajos o moscas, además de algunas aves como el colibrí o algunos mamíferos como los murciélagos —estos polinizan más de 500 especies de plantas tropicales—. Gran parte de los cultivos del mundo dependen de la actividad de estos animales y, en la actualidad, están amenazados, especialmente por el uso de pesticidas.

La importancia de la polinización natural

La polinización natural consiste en la transferencia de polen entre los órganos masculinos y femeninos de las flores sin la intervención del hombre. Es decir, el polen se traslada desde los estambres hasta el estigma de las flores, donde fecunda sus óvulos haciendo posible la producción de semillas y frutos. En este caso, la planta se reproduce al interactuar con los llamados vectores de polinización, que son animales o elementos naturales como el agua y el viento que transportan el polen de flor en flor y las fertilizan.

La polinización biótica o animal, conocida como zoopolinización, resulta esencial para el equilibrio de los ecosistemas: la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), un organismo independiente impulsado por la Organización de Naciones Unidas (ONU), estima en su último informe de evaluación sobre polinizadores, polinización y producción alimentaria que casi el 90% de las flores silvestres la necesitan para reproducirse.

Este documento, publicado en 2016, afirma también que el rendimiento o la calidad de más del 75% de los principales cultivos alimentarios del mundo dependen en parte de la polinización natural. Además, se calcula que entre el 5% y el 8% de la producción agrícola mundial se debe directamente a la zoopolinización, lo que supone un valor de mercado de entre 235.000 y 577.000 millones de dólares anuales.

Causas de la desaparición de los polinizadores naturales

Un estudio de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) alerta de la disminución del número y la diversidad de polinizadores silvestres a nivel global, sobre todo en Norteamérica y Europa noroccidental. Según las evaluaciones de este organismo reflejadas en su Lista Roja, entre las especies más amenazadas por la extinción figuran algunos invertebrados vitales en este proceso como las mariposas y las abejas —más de un 40% de las familias de este insecto lo están—.

Entre los factores causantes de la desaparición de los polinizadores naturales destacan los siguientes:

  • El cambio en el uso de la tierra, la gestión de la agricultura intensiva, el auge de los cultivos transgénicos y la plantación de especies exóticas invasoras.
  • La contaminación ambiental, el cambio climático y el uso de plaguicidas, sobre todo, de insecticidas neonicotinoides.
  • La proliferación de los patógenos que atacan a las poblaciones de abejas criadas en cautividad.
¿Cómo mejorar las condiciones de los polinizadores?
¿Cómo mejorar las condiciones de los polinizadores?

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Riesgos de la desaparición de la polinización natural

La comunidad internacional asiste preocupada al retroceso de la polinización natural. Un temor razonable porque la agricultura mundial necesita cada vez más a los polinizadores para suministrar alimentos: los cultivos que dependen de estos animales producen hoy un 300% más de cosecha que hace cinco décadas.

La extinción de los polinizadores podría comprometer nuestra salud, ya que perderíamos capacidad para cultivar verduras, frutas o semillas —alimentos imprescindibles para mantener una dieta sana—. Del mismo modo, perjudicaría al desarrollo de medicamentos, biocombustibles, fibras como el algodón o materiales de construcción como la madera. La pérdida de cultivos por la falta de polinización natural afectaría a la economía de muchos países y acabaría con millones de empleos en el sector agrícola y las industrias auxiliares.

¿Cómo frenar la extinción de los polinizadores naturales?

La ONU, a través de IPBES, propone un plan estratégico para frenar la desaparición de los polinizadores naturales que consiste en:

  Promover el cambio hacia una agricultura sostenible y eliminar las grandes superficies dedicadas al monocultivo.

  Desarrollar nuevas técnicas agrícolas que combinen los avances científicos con prácticas tradicionales como la rotación de cultivos y el barbecho.

  Evitar el uso de pesticidas mediante la promoción de una agricultura orgánica y del manejo integrado de plagas.

  Disminuir el cultivo de transgénicos —organismos modificados genéticamente a través de la aplicación de la biotecnología en la agricultura—.

  Prestar más atención a la higiene y al control de patógenos en las granjas apícolas. Esto implica una mejora de la normativa sobre el uso y comercio de las abejas productoras de miel.

  Diversificar los cultivos y rehabilitar los ecosistemas para adaptarse a las consecuencias del cambio climático.

  Impulsar una gobernanza global que permita una actuación coordinada entre distintos sectores y jurisdicciones, y concienciar a la sociedad de la magnitud del problema.


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