Coronavirus y medio ambiente

El impacto de la crisis del coronavirus sobre el medio ambiente y el cambio climático

Sociedad Economía

La pandemia de COVID-19 ha dejado millones de contagios y cientos de miles de fallecidos, además de mantener confinada a la mayoría de la población mundial, pero también ha reducido considerablemente las emisiones diarias de CO2 —un 17 %, según un informe publicado por la revista Nature Climate Change—. La duda que surge ahora es si una vez superada la crisis se mantendrán los compromisos en la lucha contra el cambio climático, y todo parece indicar que sí.

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La ONU pone en valor el papel protector de la biodiversidad ante el riesgo de enfermedades como la COVID-19.

El confinamiento a nivel global como consecuencia de la terrible crisis del coronavirus ha tenido un impacto positivo en el medio ambiente. Según un estudio global revisado por expertos y publicado recientemente por la revista Nature Climate Change, las emisiones diarias de CO2 se han reducido un 17 % a nivel mundial. El documento incluso se atreve a vaticinar que las emisiones anuales en 2020 serán las más bajas desde el final de la II Guerra Mundial. La cuestión es, ¿estamos ante un espejismo que finalizará al tiempo que la pandemia de COVID-19?

Consecuencias de la crisis del coronavirus sobre el medio ambiente

 Reducción de gases de efecto invernadero y mejora de la calidad del aire

El parón industrial y del transporte a consecuencia del confinamiento ha provocado un espectacular descenso en las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). La International Energy Agency (IEA) apunta en la misma dirección que el informe de Nature Climate Change y espera que este año se produzca la mayor caída de emisiones de CO2 jamás registrada: un 8 %, seis veces mayor a la ocasionada por la crisis económico-financiera de 2008.

La NASA, por su parte, ha mostrado unas sorprendentes imágenes satelitales que reflejan un llamativo descenso de las emisiones de dióxido de nitrógeno (NO2) —cuya principal fuente son los automóviles— en comparación a la época previa al confinamiento. En términos medioambientales estos datos son positivos —no hay que olvidar que, de acuerdo a la OMS (Organización Mundial de la Salud), la contaminación atmosférica mata cada año a 4,2 millones de personas—, pero algunos expertos temen que, una vez terminado el confinamiento, las emisiones alcancen máximos históricos en aras de la recuperación.

 Reducción del tráfico ilegal de animales

Al ser la COVID-19 una enfermedad zoonótica, es decir, que puede transmitirse entre animales y seres humanos, China ha prohibido temporalmente el comercio de fauna salvaje en su territorio, dando así un respiro a las especies utilizadas tradicionalmente en la cocina y farmacopea china, incluidas algunas en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Los expertos llevan años alertando de que, para evitar catástrofes como la actual, debemos mantener una relación más sana con el medio natural. En palabras de Peter Ben Embarek, experto en enfermedades animales de la OMS, "estamos entrando en contacto con nuevas especies salvajes y hábitats y, por tanto, nos enfrentamos a una serie de nuevas enfermedades vinculadas a ellos".

peores epidemias
Las peores epidemias de la historia reciente.

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 Reducción de la contaminación acústica

La contaminación acústica también se ha visto reducida en los últimos meses, alcanzando por fin en el centro de las ciudades el volumen de decibelios recomendado por la OMS. Asimismo, la revista Nature afirmaba recientemente que los geofísicos están reportando una caída en el ruido sísmico —el zumbido de las vibraciones en la corteza del planeta— que podría achacarse al parón del transporte y otras actividades, facilitando la detección de terremotos más pequeños y los esfuerzos para monitorear la actividad volcánica, entre otros eventos sísmicos.

El impacto de la crisis del coronavirus sobre las políticas climáticas 

La crisis del coronavirus y sus consecuencias son, probablemente, el mayor desafío al que se enfrenta el mundo tras la II Guerra Mundial. Para hacerle frente, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) advierte de la importancia de poner en valor el papel protector de la biodiversidad ante el riesgo de enfermedades como la COVID-19 y de no olvidarnos de la crisis climática que se está produciendo en el planeta. Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), advierte: "no cuidar el planeta significa no cuidarnos a nosotros mismos".

Numerosos eventos han sido aplazados por la pandemia, entre ellos la próxima Cumbre del Clima (COP26) que este año iba a celebrarse en Glasgow (Escocia). Pese a que algunas voces afirman que esta crisis relegará a un segundo plano los acuerdos climáticos, como el Pacto Verde Europeo —la hoja de ruta de la Unión Europea (UE) para crear una economía sostenible y neutra en carbono en 2050— las declaraciones y los hechos lo desmienten.

La Comisión Europea, por ejemplo, ha ratificado que sigue apostando por una Recuperación Verde en línea con el Pacto Verde Europeo. Y datos como los ofrecidos por la International Renewable Energy Agency (IRENA) en un informe publicado este mayo —invertir en energías renovables para transformar el sistema energético generaría de aquí a 2050 unas ganancias acumuladas de 98 billones de dólares, llevando al sector de las renovables a los 42 millones de puestos de trabajo, cuatro veces la cifra actual— apuntan a ese como el camino correcto.