Nueva agenda urbana
¿Cómo potenciar el desarrollo urbano sostenible?
La ONU estima que en 2050 el 80% del mundo vivirá en las ciudades. Hasta entonces nos quedan muchos desafíos por superar para convertirlas en lugares más sostenibles, inclusivos y habitables, tal y como reclama la Nueva Agenda Urbana de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
La Nueva Agenda Urbana de la ONU plantea la transformación de las ciudades en espacios más habitables y sostenibles.
Las ciudades apenas ocupan el 3% de la superficie terrestre pero en ellas habitan más de 4.300 millones de personas, según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y el Banco Mundial. Esta cifra aumenta con rapidez, sobre todo en África y Asia, haciendo que los núcleos urbanos tengan cada vez más dificultades para ofrecer prosperidad a sus habitantes, los cuales padecen problemas de contaminación, desigualdad, movilidad, acceso a la vivienda o falta de infraestructuras y servicios, entre otros.
¿Qué es la nueva agenda urbana?
En la cumbre Hábitat 3 sobre vivienda y desarrollo urbano celebrada en Quito (Ecuador) en 2016 la ONU aprobó la Nueva Agenda Urbana (NAU) con el fin de impulsar un nuevo modelo global de urbanismo sostenible. El documento asesora a los países sobre cómo afrontar los retos de la urbanización y les invita a orientar sus esfuerzos en pos de un desarrollo urbano sostenible, tal y como recoge la propia ONU en sus objetivos para 2030 (ODS 11).
La Nueva Agenda Urbana —sucesora de la Agenda Hábitat y de la Declaración de Estambul de 1996— establece cómo deberían transformarse las ciudades para ser habitables, inclusivas, saludables, sostenibles, seguras, ordenadas, compactas y resilientes a los fenómenos naturales. Al tiempo insta a cambiar la forma de planificarlas, desarrollarlas, gobernarlas y administrarlas actuando para ello sobre el diseño, la legislación, las políticas económicas locales o las políticas estatales de urbanismo.
La importancia del urbanismo ambiental
El medio ambiente ocupa un lugar destacado en la Nueva Agenda Urbana y el nuevo urbanismo sostenible. Las ciudades necesitan apostar por las zonas verdes, las energías renovables, la bioarquitectura, las políticas de reciclaje y el consumo responsable para reducir la contaminación y convertirse en lugares más saludables y habitables.
El urbanismo ambiental impulsa la transición energética hacia un modelo menos dependiente del carbono y más eficaz contra el cambio climático al disminuir las emisiones de CO2. Esta forma de concebir las ciudades favorece la biodiversidad, el aprovechamiento del agua, la conservación del suelo y los acuíferos, la protección de la flora y la fauna, el uso del transporte público y la movilidad sostenible, entre otras iniciativas. En este sentido, la Nueva Agenda Urbana añade otras medidas concretas como, por ejemplo, la regulación de la altura de los edificios, la preservación de las zonas libres o la destinación de entre un 30 y un 50% del suelo a espacios públicos.
Reto del urbanismo sostenible
A finales de 2018 el Foro de Davos reveló que, a pesar de los avances conseguidos por la Nueva Agenda Urbana en el mundo, hay diferencias notables entre países y regiones. El éxito de esta iniciativa global requiere del esfuerzo y la cooperación de todas las administraciones implicadas, de la sensibilización social, de los recursos financieros, del desarrollo de capacidades, de la innovación y del compromiso.
En 2022, se ha hablado de nuevo sobre la necesidad de que cada región tome sus propias medidas, debido a que en distintas partes del mundo las respuestas deben ser diferentes. Además, ciudades que ya estaban integradas y apoyaban este cambio no envían sus informes de forma regular. Por ello, una vez más, 90 países se han vuelto a comprometer con aplicar la agenda urbana.
El Foro Económico Mundial señalaba los principales desafíos a los que se enfrenta la nueva hoja de ruta del urbanismo sostenible:
- La Nueva Agenda Urbana carece de indicadores predefinidos para medir sus progresos y deja en manos de los gobiernos locales su elección y el seguimiento de los resultados.
- Hace falta tiempo, capacitación, especialización y acciones concertadas para realizar un seguimiento y una evaluación correcta de los avances atribuibles a la agenda.
- Se necesitan marcos institucionales favorables con una regulación adecuada, mecanismos de coordinación a todos los niveles y una estructura de gobierno clara que rinda cuentas.
- Conviene una mayor participación de los gobiernos locales, asumiendo más peso, control y poder a la hora de tomar decisiones.
- La transformación de las ciudades requiere más cooperación y diálogo por parte de los poderes públicos con el sector privado, las entidades educativas y la sociedad civil.