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En el año 2015 todos los Estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobaron la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un plan de acción a favor de las personas y el planeta en el cual se engloban los 17 ODS.
Supone un cambio radical de perspectiva en las personas y empresas a la hora de afrontar la falta de recursos, el impacto ambiental, la creación de valor y el empleo.
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Bajo el lema Getting it done (Hacerlo realidad), la Semana del Clima de Nueva York (20 - 26 de septiembre) puso el foco este año sobre el cumplimiento de los objetivos climáticos y la necesidad de aumentar los compromisos asumidos por empresas, gobiernos y organizaciones. El grupo Iberdrola, referente mundial en la lucha contra el cambio climático, acudió una vez más a esta cita, una oportunidad global para unir esfuerzos de cara a acelerar la acción climática y evaluar el progreso antes de la COP26.
La ciudad de Nueva York acoge la XV edición de la Semana del Clima 2023 (17-24 de septiembre) bajo el tema, We Can, We Will (nosotros podemos, nosotros lo haremos). Al igual que en anteriores ediciones, el evento se presenta como una plataforma de conexión y difusión, poniendo el foco sobre el cumplimiento de los objetivos climáticos y la necesidad de aumentar los compromisos asumidos por empresas, gobiernos y organizaciones.
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Nos enfrentamos a una crisis hídrica real que solo se puede combatir a través del consumo sostenible, el fomento de las energías limpias, la optimización de los procesos productivos y el uso de agua reciclada.
Ciudadanos, urbanistas y arquitectos con conciencia ecológica ponen sus esperanzas en los ecobarrios. Eficientes y altamente respetuosos con el medio ambiente, ya están emergiendo en las grandes ciudades.
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La lluvia ácida es una de las consecuencias de la contaminación atmosférica. Los gases procedentes de la quema de combustibles reaccionan con el oxígeno del aire y el vapor de agua, transformándose en ácidos que se depositan sobre la superficie terrestre a través de las precipitaciones. Esta acidificación del suelo y de las aguas superficiales tiene efectos devastadores sobre los ecosistemas y supone un grave peligro para los seres vivos.
La transición hacia una economía descarbonizada no solo es fundamental para frenar el cambio climático, sino que también es un motor de crecimiento económico con potencial para crear millones de empleos verdes. Hablamos de trabajos directamente destinados a proteger el medio ambiente o de aquellos que buscan minimizar el impacto sobre la salud del planeta.