Token no fungible

Token no fungible (NFT), ¿cómo certificar la originalidad en un mundo digital?

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Un token no fungible (NFT) es un activo digital único, irrepetible e indivisible que, ligado al desarrollo de la tecnología blockchain y al fenómeno de las criptomonedas, no para de ganar presencia. Las casas de subastas, por ejemplo, se posicionan para usar esta tecnología, así como artistas, deportistas o incluso gamers. A continuación, abordamos las peculiaridades de estos activos digitales y por qué están en auge.

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Los tokens no fungibles (NFT) están teniendo un gran impacto en el mundo del arte.

En marzo de 2021 el artista digital conocido como Beeple, su nombre real es Mike Winkelmann, vendió una de sus obras (Todos los días: los primeros 5000 días) por nada más y nada menos que 69 millones de dólares en la famosa casa de subastas Christie's, situándose como la tercera más cara de un artista vivo. Hasta hace poco, en el mundo digital una copia era indistinguible de otra, lo que reducía su valor, pero la aparición del blockchain y los tokens no fungibles (NFT) ha cambiado eso, haciendo posible la compra de obras digitales consideradas originales.

QUÉ ES UN TOKEN NO FUNGIBLE

Un token no fungible (NFT) es un activo criptográfico que tiene la capacidad de ser único e irrepetible. Gracias a la tecnología blockchain las propiedades de este tipo de token se pueden almacenar y, de esta manera, se vuelve posible certificar tanto la originalidad del activo como su propiedad. Esto se consigue mediante un smart contract, o contrato inteligente, que además abre la posibilidad de comercializarlo.

La idea de los NFT, a menudo llamados nifties, surgió junto a la tecnología blockchain en 2014, pero no se popularizó hasta la aparición de la criptomoneda Ethereum, que incluía un sistema para la creación y almacenamiento de tokens no fungibles.

Fungibilidad

¿Qué quiere decir no fungible? Imagina que tienes una moneda de un euro y la cambias por otra moneda de un euro. No importa porque todas tienen el mismo valor, es decir, son fungibles. Lo mismo ocurre si has comprado un token digital, por ejemplo, un bitcoin. La diferencia con los tokens no fungibles es que son únicos y que los smart contracts permiten identificarlos como tales.

CÓMO FUNCIONAN LOS TOKENS NO FUNGIBLES

Los NFT tienen cuatro características principales: son únicos, indivisibles, transferibles y con capacidad de probar su escasez. Una de las claves para certificar dichas características y facilitar la interoperabilidad de estos activos en múltiples plataformas son los diversos estándares existentes, siendo el más utilizado el ERC-721, de Ethereum, y el más reciente el ERC-1155.

Para crear un NFT basta con usar plataformas como OpenSea o Mintable, donde el artista sube el archivo digital y crea un smart contract asociado a él. En estas plataformas aparecen listados los NFT y a ellos pueden acceder los posibles compradores. Para comprar un NFT es necesario poseer una cuenta con criptomonedas, específicamente Ethereum, desde donde se realiza una transferencia al creador y a cambio se traspasa la propiedad.

NFT: Wallets

Si compramos un NFT, que es virtual, ¿dónde lo guardamos? Para ello necesitamos wallets, es decir, monederos digitales que nos ayudan a almacenarlos e, incluso, comerciar con ellos. Lo mismo ocurre con las criptomonedas, como el bitcoin, las cuales se guardan en Internet a través de estas aplicaciones. Las más conocidas y usadas son las siguientes: Metamask, Enjin, Math Wallet, Trust Wallet o Alpha Wallet.

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¿Por qué tienen tanto potencial los tokens no fungibles (NFT)?

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APLICACIONES DE LOS TOKENS NO FUNGIBLES

Los NFT son perfectos para el arte digital, de hecho, el mercado del arte es el que más uso está haciendo de ellos, pero hay muchos otros sectores apostando por esta tecnología. A continuación, repasamos algunos ejemplos:

 Colecciones

Similares a las de cromos, pero en formato digital. Este año, una tarjeta NFT de un mate de LeBron James en la plataforma NBA Top Shot se vendió por 208.000 dólares.

 Videojuegos

Los NFT pueden utilizarse para representar activos en los videojuegos, como por ejemplo un terreno, un castillo o un arma virtual, que son propiedad del jugador.

 Música

La tecnología blockchain permite a los músicos publicar su trabajo como NFT, en forma de ediciones limitadas, por ejemplo, y así monetizarlo. Durante la pandemia ha salvado los ingresos de muchos.

 Cine

Aunque menos habitual, en marzo el corto documental Claude Lanzmann: Spectres of the Shoah se convirtió en la primera película nominada al Oscar (lo fue en 2015) subastada como NFT.

 Deportes

Los deportistas famosos están usando NFT para obtener más ingresos por su imagen. El jugador de la NBA Spencer Dinwiddie tokenizó su contrato para que otros pudieran invertir en él.

 Moda

Nike dispone de una patente que permite adjuntar un NFT a productos físicos, como un par de zapatillas, y recibe el nombre de CryptoKicks.

NFT y el arte

Los NFT están teniendo un tremendo impacto en el mundo del arte, valga como ejemplo lo ocurrido con la millonaria obra de Beeple citada al inicio. Los tokens no fungibles han abierto nuevas posibilidades para el arte digital, que ahora puede considerarse como parte de una colección, como una inversión o como un bien con el que comercializar al tener asegurada su originalidad y su valor. Además, ha permitido a los artistas digitales vender sus imágenes, animaciones o vídeos conectando directamente con los coleccionistas y aumentar así los ingresos por su obra.

VENTAJAS Y DESVENTAJAS DE LOS TOKENS NO FUNGIBLES

La principal ventaja de los NFT es su fiabilidad. La tecnología blockchain permite conocer la procedencia completa de la obra y los detalles de los derechos de autor, con el potencial de incluir información adicional que siempre será parte del código y, por tanto, inseparable de la obra. Esto impide las falsificaciones y el robo de las obras, y permite a los artistas ser compensados con mayor seguridad.

Las desventajas se relacionan, sobre todo, con el hecho de ser activos no tangibles. Son obras de arte que viven en una red de ordenadores y, en esencia, no pueden considerarse como un objeto en sí. Además, hay una preocupación creciente por la cantidad de energía que consume el procesamiento de los activos digitales, en el caso de que esta no proceda de fuentes renovables, y el impacto que puede tener sobre el cambio climático.