ODS 3: Salud y bienestar

Los protocolos de actuación de Iberdrola ante la COVID-19 han sido los primeros certificados por AENOR a nivel mundial

Acción social Salud ODS

Iberdrola ha puesto el foco en todos sus Grupos de interés para la gestión de la crisis por la COVID-19. La tasa de incidencia de la enfermedad entre los empleados del grupo es mucho menor que la media de los países donde la compañía está presente. AENOR lo ha reconocido y le ha otorgado el primer certificado, a nivel global, por su gestión del coronavirus.

Nuestra contribución al ODS 3: Salud y bienestar

 Desde los primeros momentos en que la amenaza de la COVID-19 fue perceptible, Iberdrola activó un plan de acción global compuesto por más de 150 medidas para asegurar el suministro eléctrico —especialmente en hospitales, centros sanitarios y otros servicios esenciales— y proteger la salud y seguridad de las personas.

 Obtención de la certificación de calidad de AENOR por la excelencia en las medidas antiCOVID.

 Tasa de incidencia de la enfermedad mucho menor entre los empleados del grupo Iberdrola que la media en los países en los que opera.

 La compañía ha entregado material sanitario y de prevención de primera necesidad (400 equipos de respiración, más de 4 millones de mascarillas, 242.000 buzos y 30.000 gafas de protección), en coordinación con las autoridades, y realizado acciones solidarias por valor de más de 30 millones de euros.

 Iberdrola ha lanzado su convocatoria de Ayudas Sociales para apoyar a colectivos vulnerables por la COVID-19, a la que destinará 1,2 millones de euros para beneficiar a unas 50.000 personas.

 La compañía reforzó el servicio energético de 350 hospitales e instalaciones medicalizadas durante el estado de alarma.

 Iberdrola ha lanzado un plan de ayuda a sus clientes para facilitar el pago de las facturas de luz, gas y otros servicios. Se trata de aliviar el posible impacto de la COVID-19 en los consumidores con dificultades de pago.

 El grupo ha llevado a cabo diferentes acciones frente a la COVID-19 en los distintos países en los que opera: España, Reino Unido, Estados Unidos, México y Brasil.

 Planes para una reincorporación responsable en línea con las regulaciones locales: todos los empleados de Europa Continental han regresado a las oficinas y se están llevando a cabo planes progresivos en otras áreas.

 Iberdrola asegura la calidad del agua en el vertido y evita la contaminación. Durante el Ejercicio 2019 se reciclaron 15 hm3 de agua de origen residual en los procesos de refrigeración. En el Ejercicio 2020, la compañía retornó al medio receptor el 96 % del agua captada y ahorró 3.277 Mgl gracias a su reutilización en ciclos cerrados o semiabiertos.

 La compañía se ha fijado el objetivo de cero accidentes. Para cumplir la meta y tender a las mejores condiciones de seguridad en el trabajo, dispone de un Plan Estratégico en Seguridad y Salud Laboral.

 Objetivo de superar el 90 % de trabajadores bajo certificaciones ISO 18001 / OSHAS 45001 en Europa.

 En el Reino Unido, ScottishPower ha superado los 33,7 millones de euros destinados a la investigación desde que se adhirió a la asociación Cancer Research en 2012, mientras que al otro lado del Atlántico se avanza en el desarrollo, implantación y seguimiento del Plan de accidentes 0 en Brasil 2020/2022.

¿Qué es el Objetivo de Desarrollo Sostenible 3: Salud y bienestar?

El ODS 3 busca garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades, y asegurar así el desarrollo sostenible. Entre sus metas está la reducción de la tasa mundial de mortalidad materna y poner fin a las muertes evitables de los recién nacidos y menores de cinco años. Se persigue el fin de las epidemias y enfermedades transmisibles y no transmisibles mediante prevención y tratamiento.

¿Por qué es tan importante el ODS 3: Salud y bienestar?

Garantizar una vida sana y promover el bienestar de todos los habitantes del mundo es esencial para que existan sociedades prósperas. El acceso a la salud y bienestar es un derecho humano. Sin embargo, las desigualdades en el acceso a la asistencia sanitaria persisten y cada año mueren millones de personas por no recibir los cuidados necesarios.

La pandemia de la COVID-19 ha tambaleado los grandes avances conseguidos en la mejora de la salud de millones de personas en el mundo. Ha significado un hito sin precedentes en la preparación de las emergencias sanitarias y en la inversión de servicios públicos. La enfermedad está causando una pérdida significativa de vidas y abrumando a muchos sistemas de salud. Además, se están interrumpiendo servicios de salud esenciales e intervenciones que podrían salvar vidas. Muchas personas han dejado de acudir a los centros de salud por miedo a contagiarse de la COVID-19, retrasando así vacunas o chequeos e incluso atención urgente.

Hasta entonces el progreso había sido significativo, aunque quedaba mucho por hacer. Según el Informe sobre los progresos en el cumplimiento de los ODS (2020), la tasa de mortalidad de recién nacidos se redujo en un 38 % entre 2000 y 2017, pasando de 342 muertes a 211 por cada 100.000 nacidos vivos en todo el mundo. Durante el mismo periodo, la tasa mundial de mortalidad materna disminuyó un 2,9 % cada año. Cada día, en 2017, morían aproximadamente 810 mujeres por causas relacionadas con el embarazo y el parto. Todas ellas, evitables. El 86 % de estas muertes a nivel mundial sucedieron en África subsahariana y el sur de Asia.

Durante las últimas décadas se han logrado enormes avances también en la reducción de la mortalidad infantil. La tasa mundial de mortalidad de menores de cinco años se redujo de 76 muertes por cada 1.000 nacidos vivos en 2000 a 42 en 2015, y a 39 en 2018. En el caso de la tasa mundial de mortalidad neonatal, disminuyó de 31 muertes por cada 1.000 nacidos vivos en 2000 a 18 muertes en 2018. A pesar de esto, unos 5,3 millones de niños fallecieron antes de cumplir los cinco años solo en 2018. África subsahariana es la región con la tasa más elevada: uno de cada 13 niños murió antes de cumplir los cinco años —en 2018—.

Se estima que la pandemia de la COVID-19 generará cientos de miles de muertes adicionales de menores de cinco años en 2020, así como decenas de muertes maternas agregadas. El aumento de muertes, en realidad, podría ser devastador: 118 países con renta baja y media podrían pasar de un aumento del 9,8 % al 44,8 % en menores de edad.

Para disminuir el número de fallecimientos prematuros se necesitan avances en el acceso al agua limpia y al saneamiento (ODS 6), que contribuyan a reducir enfermedades letales e infecciosas, como la malaria y la tuberculosis, y disminuyan la propagación del VIH. Una atención médica de calidad y asequible, una mejora en la nutrición y una mayor disponibilidad de las vacunas también serán fundamentales para frenar la mortalidad, tanto infantil como materna.

Ante esta situación, reducir la tasa de mortalidad infantil y materna y acabar con las epidemias se ha convertido en el ODS 3 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, aprobados en septiembre de 2015 durante la Cumbre del Desarrollo Sostenible, un encuentro en el que más de 150 jefes de Estado y de Gobierno aprobaron la conocida como Agenda 2030.

Iberdrola con los ods

Claves para entender la mortalidad infantil en el mundo

¿A quiénes afecta?

5,3 millones de niños menores de 5 años

murieron en 2018.

45,5 % fallecieron durante su primer mes de vida

como consecuencia de un nacimiento prematuro, bajo peso, infecciones, asfixia o traumatismos derivados del parto

¿Cómo se reparte en el mundo?

El 52,5 % se concentra en África, el 42,7 % en Asia, el 3,3 % en Latinoamérica y el Caribe, el 1,3 % en Norteamérica y Europa y el 0,2 % en Oceanía.

Los 10 países con mayor porcentaje de mortalidad infantil

Se encuentran en África, donde por cada 1.000 niños menores de cinco años que nacen vivos perecen —en miles—:

150

120

90

60

30

0

Somalia

Chad

Rep.
Centroafricana

Sierra Leona

Mali

Mauritania

Nigeria

Benin

Lesoto

Rep. Dem.
del Congo

Causas principales

Falta de sistemas de acceso a agua limpia y saneamiento, desnutrición, escasa disponibilidad de vacunas y ausencia de una atención médica de calidad, que provoca problemas en los partos y la propagación de enfermedades como la malaria, la tuberculosis y el VIH.

¿CÓMO PODEMOS ACABAR CON ELLA?

Debemos invertir más recursos para mejorar los sistemas de salud primaria —como vacunas y antibióticos—, la lactancia materna, el suministro de agua potable y la alimentación. Además, se debe promover una educación básica universal.

 VER INFOGRAFÍA: Claves para entender la mortalidad infantil en el mundo [PDF] Enlace externo, se abre en ventana nueva.

Metas del ODS 3: Salud y bienestar

Las metas concretas fijadas para el año 2030 son:

  • Reducir la tasa mundial de mortalidad materna a menos de 70 fallecidos por cada 100.000 nacidos vivos.

  • Lograr que todos los países disminuyan la mortalidad neonatal, al menos, hasta 12 por cada 1.000 nacidos vivos y la mortalidad de niños menores de cinco años a un mínimo de 25 por cada 1.000 nacidos vivos.

  • Garantizar el acceso universal a los servicios de salud sexual y reproductiva, incluidos los de planificación de la familia, información y educación.

  • Mermar el número de muertes y enfermedades producidas por productos químicos peligrosos y la contaminación del aire, el agua y el suelo.

Los ODS y su impacto en economía, sociedad y medio ambiente

Los ODS como parte de la estrategia de negocio del Grupo Iberdrola

Circulo ODS

Foco principal

  • Energía asequible y no contaminante
  • Acción por el clima

Contribución directa

  • Agua limpia y saneamiento
  • Industria, innovación e infraestructura
  • Vida de ecosistemas terrestres
  • Alianzas para lograr los objetivos

Contribución indirecta al resto de ODS

  • Fin de la pobreza
  • Hambre cero
  • Salud y bienestar
  • Educación de calidad
  • Igualdad de género
  • Trabajo decente y crecimiento económico
  • Reducción de las desigualdades
  • Ciudades y comunidades sostenibles
  • Producción y consumo responsable
  • Vida submarina
  • Paz, justicia e instituciones sólidas