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Iberdrola fundamenta su Sistema de gobernanza y sostenibilidad en la ética, la transparencia y las mejores prácticas internacionales en materia de buen gobierno, con el objetivo de defender el interés social y crear valor sostenible para todos sus Grupos de interés. La compañía fomenta una cultura de tolerancia cero hacia la corrupción y el fraude y promueve el estudio y la divulgación de los principios de la ética empresarial y profesional.
Objetivo 16: Paz, justicia e instituciones sólidas. Transcripción del vídeo [PDF]
Iberdrola ha adaptado su sistema normativo a los tres ejes principales que la comunidad inversora internacional utiliza para medir el impacto y la sostenibilidad de sus inversiones: los aspectos medioambientales, sociales y de gobernanza —ESG, por sus siglas en inglés—. Así, su conjunto normativo ha pasado a denominarse Sistema de gobernanza y sostenibilidad y se ha estructurado en cinco libros: Estatutos Sociales, Propósito, Medioambiente y acción climática, Compromiso social y Gobierno corporativo.
Iberdrola promueve una cultura de tolerancia cero hacia la corrupción y el fraude, en la que se basa su Sistema de cumplimiento
Enlace externo, se abre en ventana nueva. eficaz, independiente y en continuo proceso de revisión para fomentar la actuación de la compañía de acuerdo con la ética y la normativa vigente.
En 2020, Iberdrola renovó las certificaciones concedidas en 2017 por AENOR UNE-ISO 37001 sobre sistemas de gestión antisoborno y UNE 19601 sobre sistemas de gestión de compliance penal.
El grupo cuenta con buzones éticos anónimos para permitir la denuncia de actuaciones irregulares o contrarias a la ley o al Código ético de la compañía.
Primera eléctrica europea y primera compañía del IBEX en conseguir la aprobación de sus normas globales de privacidad y protección de datos, en el marco del nuevo Reglamento General de Protección de Datos (RGPD).
Creación de la Cátedra Iberdrola de Ética Económica y Empresarial de la Universidad Pontificia Comillas, así como ampliación de la Cátedra Iberdrola para los Objetivos de Desarrollo Sostenible
Enlace externo, se abre en ventana nueva. de la Universidad Politécnica de Madrid para incluir la ética empresarial.
Estas buenas prácticas han hecho a Iberdrola merecedora de diversos premios, reconocimientos y certificaciones, entre los que destacan:
El ODS 16 busca promover sociedades justas, pacíficas e inclusivas, brindar acceso a la justicia y construir instituciones eficaces y responsables. Para ello, es necesario la reducción de cualquier forma de violencia y de las tasas de mortalidad en el mundo; poner fin al maltrato, la explotación y la trata y tortura de niños; promover los estados plenos de derechos y garantizar el acceso a la justicia igual para todos. Se persigue también la reducción de la corrupción y el soborno, entre otros fines.
El desarrollo sostenible pasa por alcanzar la paz, los derechos humanos y la gobernabilidad efectiva. Algunas regiones gozan de permanentes niveles de paz y seguridad; otras, en cambio, atraviesan ciclos de conflicto y violencia (algunas, casi permanente). Nuestro mundo está cada vez más dividido y hay que intentar encontrar la paz y fraternidad, lo cual es posible con el esfuerzo de todos.
Las instituciones débiles, la inseguridad, el conflicto y el limitado acceso a la justicia siguen amenazando el desarrollo sostenible. Más de 79,5 millones de personas huyeron de conflictos, persecución o guerras en 2019, una cifra que representa el nivel más alto desde que empezaron a recopilarse este tipo de estadísticas. Según la Organización de Naciones Unidas (ONU), en su Informe sobre los progresos en el cumplimiento de los ODS (2020), uno de cada cuatro niños no tiene identidad legal por no haberse registrado su nacimiento, lo que dificulta la lucha por sus derechos.
Cada día mueren 100 civiles en el mundo (incluyendo mujeres y niños) como consecuencia de los conflictos armados, a pesar de las protecciones del derecho internacional. Naciones Unidas registró al menos 106.806 muertes de civiles en 12 de los mayores conflictos armados en el mundo entre 2015 y 2017, es decir, casi 12 civiles fallecidos por cada 100.000 habitantes cada año.
Si hablamos de tasa mundial de homicidios, esta disminuye lentamente: en el año 2000 era de 6,8 por cada 100.000 habitantes, mientras que bajó hasta 5,9 en 2015 y 5,8 en 2018. Estas cifras se traducen en unas 440.000 víctimas de homicidio en todo el mundo cada año. El 36 % de ellas viven en África Subsahariana y el 33 %, en América Latina y el Caribe.
Las fragilidades en todo el mundo podrían verse amplificadas debido a la pandemia causada por la COVID-19. Por eso, en marzo de 2020 el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, lanzó un llamamiento para el alto al fuego global inmediato, con el fin de poder prestar ayuda humanitaria en cualquier rincón del mundo y abrir canales para la diplomacia. A pesar de que la medida ha recibido apoyo, existen grandes desafíos por delante. De hecho, en países donde se dan situaciones de conflicto armado, la amenaza de la COVID-19 se multiplica puesto que los combates han devastado los sistemas de salud y la población vive hacinada con escaso o nulo acceso a los servicios básicos.
Por otra parte, la lacra mundial de la corrupción continúa disparada. Cada año se paga un billón de dólares en sobornos y se roban 2,6 billones de dinero público por distintos actores corruptos (según datos de la ONU en 2018). La COVID-19, lejos de evitar esta problemática, la ha favorecido, poniendo a prueba a naciones que venían luchando contra la corrupción antes de la pandemia. Es el caso de distintos países en Latinoamérica, donde se están produciendo repartos de ayudas irregulares, compras sobrevaloradas y falta de transparencia en las adjudicaciones vinculadas a la emergencia sanitaria.
Revertir esta realidad solo será posible con la implicación de todos los actores a nivel internacional. Por este motivo, promover la paz, la justicia y las instituciones sólidas es el ODS 16 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU aprobados en septiembre de 2015, como parte de la Agenda 2030.
Los 10 países menos pacíficos (con el Índice de Paz Global más bajo) se concentran en Asia (45 %), África (50 %) y Europa (5 %).
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Las metas concretas fijadas para el año 2030 son: