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Descarbonización

Hacia un modelo económico bajo en emisiones de carbono

Descarbonización

La descarbonización de cualquier actividad consiste en reducir al máximo sus emisiones de gases de efecto invernadero, que provienen sobre todo del uso de combustibles fósiles. Trabajar para descarbonizar la economía de forma paulatina es un reto global, ya que estas emisiones calientan el planeta y agravan el cambio climático, afectando la biodiversidad, la salud del medio ambiente y la seguridad de las personas.

Parque eólico terrestre de Carrasquillo en Palencia, España.
Parque eólico terrestre de Carrasquillo en Palencia, España.

¿Qué es la descarbonización?

La descarbonización es el proceso de reducción de emisiones de carbono a la atmósfera, –sobre todo de dióxido de carbono (CO₂)– proveniente del uso de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo o el gas. Su objetivo es lograr una economía global con bajas emisiones de gases de efecto invernadero que alcance la neutralidad climática, lo que la convierte en un pilar importante de la transición energética

El ser humano, al quemar combustibles fósiles para el desarrollo de su economía, ha incrementado exponencialmente en el último siglo las emisiones de CO₂, uno de los principales causantes del efecto invernadero y por tanto del calentamiento global y el cambio climático. En la actualidad existe consenso internacional sobre la necesidad de un cambio estructural que elimine el carbono de la producción de energía para alcanzar la denominada economía hipocarbónica, que se basa en fuentes energéticas de bajas emisiones que emiten únicamente lo que el planeta es capaz de absorber. 

¿Cómo lograr la descarbonización?

Para conseguir descarbonizar a gran escala la actividad económica se debe apostar, entre otras medidas, por:

Electrificación de la demanda

Sustituir el uso directo de combustibles fósiles mediante la electrificación de sectores como la climatización, el transporte o la industria, aumentando la eficiencia y reduciendo las emisiones.

Energías limpias

Sustituir el uso de combustibles fósiles por fuentes de energía limpias como la solar, eólica, hidráulica o geotérmica para generar electricidad sin emisiones de CO₂.

Eficiencia energética

Mejorar el uso eficiente de la energía en la industria, el transporte, los edificios y los hogares para reducir el consumo y las emisiones asociadas.

Transporte sostenible

Fomentar el transporte limpio, el uso de vehículos eléctricos y transporte público eléctrico, así como el desarrollo de infraestructura para la movilidad sostenible.

Protección de los ecosistemas

Conservar bosques, océanos y suelos que actúan como sumideros de carbono naturales, aumentando su capacidad de absorción.

Captura y almacenamiento de carbono

Aplicar tecnologías que capturen el CO₂ emitido por fuentes industriales, o directamente del aire, almacenándolo de forma segura o reutilizándolo.

Consumo y producción sostenibles

Promover patrones de consumo responsables y modelos de producción que minimicen el uso de recursos, reduzcan residuos y prioricen productos con baja huella de carbono.

Industria difícil de descarbonizar

Los sectores difíciles de descarbonizar –denominados ’hard to abate’, del inglés– se refieren a industrias en las que reducir las emisiones de carbono es particularmente complejo debido a la naturaleza de sus procesos y su fuerte dependencia de los combustibles fósiles. Estas industrias incluyen el transporte marítimo, la aviación, el transporte pesado y la producción de acero y cemento. 

Según la Agencia Internacional de Energías Renovables estos sectores no están actualmente en la senda para lograr emisiones netas cero para 2050, que es un objetivo clave del Acuerdo Climático de París. Desde Iberdrola queremos posicionarnos como aliados en este desafío y acompañar a las empresas a través de la innovación y nuestros servicios de transición energética como servicio (ETaaS).

Un marco sostenible y eficiente para la descarbonización

El entorno regulatorio es clave para evolucionar, con el menor coste posible, hacia vectores energéticos y usos finales más eficientes y libres de emisiones, propiciando una descarbonización sostenible. En los últimos años, Europa es quien está impulsando de forma más decidida la transición energética mundial. 

El European Green Deal, publicado a finales de 2019, marcó la estrategia de la Comisión Europea, decidida a lograr la neutralidad en carbono a 2050 y mejorar la competitividad, desacoplando el crecimiento económico de la utilización de recursos. Esta ambición climática se ratificó en la Ley Climática de junio de 2021, que incrementó el objetivo de reducción de emisiones a 2030, pasando del 40 % al 55 %, a través de la paulatina implementación del paquete de medidas “Fit for 55”.

Adicionalmente, y para promover la reactivación económica, la Unión Europea aprobó los fondos Next Generation EU. Un instrumento extraordinario de 750 millones de euros para la recuperación tras la crisis del COVID. Parte de estos fondos van destinados a la implantación de las medidas necesarias para alcanzar estos objetivos climáticos, de acuerdo con lo descrito en los Planes de Recuperación y Resiliencia desarrollados por cada uno de los Estados Miembro.

Iberdrola y la descarbonización

En Iberdrola creemos firmemente que la transición a una economía neutra en carbono a 2050 es posible si se invierte en ello y que brinda una gran oportunidad para crear riqueza, generar empleo y mejorar la calidad del aire. Desde la compañía marcamos el objetivo de convertirnos en neutros en emisiones de CO₂ para 2030.

Tras más de 20 años abanderando la transición energética, reafirmamos en nuestro Plan Estratégico 2025-2028 nuestro compromiso con la electrificación de la demanda, acompañada del desarrollo de la infraestructura de redes eléctricas de distribución y transporte y del impulso a la producción y el almacenamiento de energías renovables.